Seguridad, coherencia y sentido común

Nuevamente, el domingo nos quedamos sin fútbol en las canchas de la Liga Cultural Deportiva. En esta oportunidad, el Co.Pro.Se.De. no habilitó la cancha de Juventud Unida, por lo que la 2º fecha del Clausura fue postergada hasta nuevo aviso.

El viernes último, 15 de agosto, los clubes viajaron a Tres Lomas y participaron de una reunión en la que se decidió que de producirse una nueva inhabilitación de algún estadio, el fútbol se pararía definitivamente.

Algunas versiones indican que luego de una nueva visita al “Artemio Gastaldi”, se habría deslizado que la cancha se habilitaría finalmente (esto debe quedar definido antes del martes 19), por lo que la segunda fecha se disputaría el fin de semana del 23 y 24 de agosto.

Hasta allí, la información objetiva que “explica” en cierta manera las causas de la suspensión, y los pasos a seguir de aquí en más. Pero toda esta historia permite establecer una serie de hipótesis, subjetivas, arbitrarias, sobre lo que hay detrás de todo esto.

Aparentemente, desde el organismo de seguridad se preocupan para que en las canchas de nuestra liga no haya problemas de violencia. Quieren prevenir. Y eso está muy bien. Los clubes deberán cumplir con las normas que se exigen.

Pero rápidamente aparece una pregunta, o varias: ¿la ley es igual para todos en esta cuestión?, ¿las canchas de otras ligas de nuestra región cumplen con los requisitos exigidos en las nuestras?, ¿y las de las categorías menores del fútbol argentino?

Y una muy importante, tal vez la primera que hay que hacerse a la hora de analizar el tema: ¿hay muchos antecedentes de violencia en nuestras canchas que inviten a los miembros del Co.Pro.Se.De. a tomar estas medidas en los estadios de la Liga Cultural?

La respuesta parece ser negativa. No por ello hay que dejar de tomar medidas preventivas, es cierto. Pero hay que hacerlo analizando particularmente determinadas circunstancias, idiosincracias, estilos de vida de la gente del interior, etc.

Eso no debe haberse hecho en esta oportunidad. Falta. Y también falta coherencia a la hora de poner en práctica las medidas: es imposible que la continuidad de los campeonatos se vea supeditada al “humor” de los encargados de la seguridad en cada una de las canchas.

Torna al fútbol del interior como poco serio. Y en esta oportunidad, sin que los clubes tengan la culpa. Todo lo contrario. Las instituciones ponen lo suyo para que la familia del fútbol pueda observar campeonatos y espectáculos interesantes.

Seguro que faltan cosas, no hay dudas. Pero esto debería quedar claro antes del inicio del año futbolístico, para de esa manera saber qué clubes estarán en condiciones de jugar y cuáles no. Es una forma de prevenir también estas desprolijidades.

Lamentablemente, nuestra sociedad actual genera ciudadanos que aprenden a diario a cubrirse las espaldas para no quedar “pegados” ante hechos no deseados. ¿Estará pasando eso?

Es una pregunta difícil de responder, o que tiene diversas, múltiples respuestas.

Si de ahora en más prima la coherencia y la buena voluntad de las partes, probablemente todo se solucione. La coherencia y el sentido común, tristemente “el menos común de los sentidos”.



Cristian Morán, para www.csdgarre.blogspot.com