martes, 9 de diciembre de 2008

GARRÉ CAMPEÓN 2008 - EL AÑO SOÑADO



En la presentación de las nuevas camisetas al inicio de la temporada, con todos los jugadores al frente, las palabras de Nelson Alzogaray, el DT, fueron “estos son los jugadores que la van a defender, espero que dentro de unos meses estemos acá festejando algo”. Y allí estuvieron nomás, primero para festejar la consagración en el Clausura, luego el título del año y este último sábado, 6 de Diciembre, para despedir con una cena un año futbolístico soñado, que incluyó además victorias en los dos clásicos, dos títulos en séptima división y uno en quinta.
Dos cosas fueron determinantes para el gran año rojo. La elección de buenos jugadores y su alto rendimiento en general. Y en tercer lugar la cuota de suerte que siempre se necesita, porque hubo algunos deslices por los que hubiera sido una verdadera pena haber tenido que lamentarse al final. Sólo falto que Javier Ojeda hubiese estado desde el arranque del Apertura y no haber tenido que tardar tanto en encontrar un “2” que se afianzara. Por suerte estuvo el “Pilo” Fernández para poner la cara cuando hizo falta, con su vigencia y bajo perfil.
Repasemos, Ángel Candia volvió y con buen juego y goles obligó a disculparse a algunos de los que lo habían criticado cuando se fue a Newbery en 2006; Hugo Pereyra tenía un gran desafío por venir de El Ceibo nada menos, y lo aprobó de sobra; “El Negro” Lobato fue de menor a mayor y terminó siendo clave con su marca y equilibrio en un equipo tan ofensivo; “Javi” Ojeda cuando recuperó estado físico resultó importantísimo para el armado del juego por su gran técnica; y Diego Torres, si bien no rindió al máximo, pagó con goles en momentos cruciales.
Los nombré a ellos primero porque los refuerzos se supone que son los que se llevan para que hagan la diferencia, pero no hay que dejar de reconocer todo lo que aportaron los chicos del pueblo, Marcos Changazzo y los de Bahía, tanto los que jugaron siempre como los que no lo hicieron tanto. No es fácil aceptar ir al banco en algunos casos, pero para que un equipo funcione cada uno tiene que entender o saber cómo y en qué momento aportar lo suyo, sobre todo con un técnico como Nelson, que no es de los que hace muchos cambios porque prefiere jugársela al máximo con los 11 que van de arranque. Y más aún en un club como Garré, que da prestigio y en el que siempre se juega para salir campeón.
Si otro hubiera sido el desenlace de la historia la situación mucho no hubiera cambiado, en una columna anterior ya había adelantado que después del triunfo 5-1 en el clásico el honor estaba salvado. El equipo fue el mejor del año con una marcha pareja, algo que no es difícil de conseguir, sobre todo si se pierde una definición como la del Apertura frente a Deportivo. Pero se ve que supieron asimilar el golpe y terminaron de la mejor manera.
Tanto en el Apertura como en el Clausura el Rojo trastabilló en las primeras fechas y supo correr desde atrás, y lo que llegó a fin de año es para ponerle un moño. De sufrir la posible vuelta olímpica de El Ceibo en el Poli a golearlo 5-1 y ganar el Clausura y la final de la temporada. En realidad lo mejor hubiera sido una definición del Clausura mano a mano con los celestes, se la merecían ellos por la gran campaña y se la merecía la Liga también. Dadas las circunstancias creo que Garré la hubiera ganado sin problemas.
Lo de las inferiores también es para elogiar. La séptima división campeona del Apertura y del año, la quinta se llevó el Clausura, la reserva estuvo muy cerca y a la sexta la falta de un par de sus mejores jugadores en algún momento le impidió llegar más lejos. Pero al margen de los títulos, lo que reconforta es que un pueblo tan chico como Garré haya sido protagonista como lo fue, acá siempre salieron buenos jugadores y ahora se los está aprovechando. En otro momento les fueron muy útiles a otros clubes, lástima que ahora uno de ellos, Atlético Argentino, no ceda como corresponde a la hora de negociar los pases que todavía le pertenecen. Justamente por tratarse de chicos.
En cuanto a Nelson, el DT, logró lo que tanto quería, salir campeón. Un par de veces estuvo al borde de perder el cargo y no hubiese sido conveniente, no tanto por la primera sino pensando en el trabajo que se viene haciendo desde el 2006 con las inferiores. Por eso principalmente sería ideal que continuara el año que viene, pero ya será momento de que a quienes les corresponda traten ese tema.
Todo lo conseguido este año debería servir para que la próxima temporada se juegue sin tantas urgencias, se le pueda dar protagonismo en primera a chicos que ya se lo merecen, como Gustavo Hernández y Andrés Moralejo por ejemplo, y para reducir el presupuesto, de ser necesario, para armar el plantel de primera. Ahora, a seguir disfrutando de este 2008 soñado, del que ya poco queda. Felicitaciones Rojo.

Adrián Benéitez

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