martes, 1 de julio de 2008

Un Clásico con mayúsculas


En Tres Lomas está la base de operaciones de la Liga Cultural Deportiva, el centro del fútbol regional al menos en lo que a administración se refiere.
Y por historia de sus equipos, por años en la Liga, uno tiende a sentir que está en el “centro del mundo”, que todo gira en torno suyo. Por ende, dentro de esa lógica se podría pensar que Unión y Argentino es el clásico más importante (y si no viviera en Tres Lomas, podría decirse lo mismo de Newbery y Roberts, o de Juventud y Deportivo).
Lo cierto es que en estos últimos años, esa visión egocéntrica ha ido perdiendo vigor a fuerza de hechos concretos. Y entre esos hechos concretos se encuentra el haber presenciado el clásico S.y D. Garré-El Ceibo en varias oportunidades, en ambas canchas.
Recuerdo uno en especial, una tarde nublada y helada, en la que cualquier humano normal hubiese elegido quedarse en su casa tomando mate con su familia, mirando televisión o escuchando radio.
Sin embargo, esa tarde la cancha estaba repleta, “de bote a bote”, como suele decirse. Y teñida de colores: celeste por un lado, rojo por el otro, haciendo contraste entre sí, pero a su vez complementándose. Banderas con diferentes leyendas poblando los alambrados, dejando ver el sentimiento del hincha.
En rigor de verdad, y luego de haber recorrido en los últimos años todos los clásicos de la Liga, no hay uno que logre conjugar tanta pasión, fervor, sonido y colorido como el que disputan garrenses y casbenses.
Con particularidades propias de una rivalidad diferente a la de los clásicos de pueblo: se enfrentan dos ciudades, dos idiosincrasias, dos identidades.
Se enfrentan, pero a la vez se unen, se necesitan, se intercomunican, se alimentan. ¿Qué sería de los hinchas de Garré si no tuvieran en el horizonte el enfrentamiento con El Ceibo, y viceversa?
Esa es la mejor muestra que la posición en el campeonato no interesa, lo mismo que la conformación de los equipos. Ni las figuras en uno u otro lado. El clásico lo hace la gente, los cientos de fanáticos que sin importarles nada pueblan la cancha y apoyan a los suyos. Cantan, gritan, lloran, ríen, a veces se ofuscan y se pelean.
Apenas falta una semana para el partido, y el corazón ya late con más fuerza. La ansiedad comienza a jugar un papel importante en la vida de los hinchas, que anuncia que algo importante está por ocurrir. Que festejará a lo grande, con una sonrisa interminable, o que deberá guardarse algunos meses y esperar estoicamente la revancha.
Las camisetas lavadas esperan su momento, las banderas comienzan a quedar a la vista, las gargantas se preparan, la imaginación busca paredes donde pintar y expresar las cargadas posteriores, intentando “herir” a su rival.
Señoras, señores, se viene El Ceibo-Garré, Garré-El Ceibo. El clásico más intenso y apasionado que hoy uno puede vivir en nuestro fútbol, el de la Liga Cultural Deportiva.
A disfrutarlo.

Cristian Morán

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